La historia ha condenado a Manuel Belgrano a la invisibilidad, como si lo único importante que hizo hubiera sido la creación de la Bandera. Debemos recuperar su memoria no sólo como el genio creador de nuestra insignia patria, sino como el lúcido y abnegado intelectual patriota que bregó por la educación sin distinción de clases o razas, para todos y todas, obligatoria, con fondos públicos, como forma de inculcar a los niños amor al trabajo. Y en el caso de que los tutores estuvieran ausentes, que el estado se hiciera cargo de la educación de los niños, para que no reinara el ocio, que es la causa de la miseria.
Belgrano fue propulsor de la
educación de las mujeres, para que tuvieran su lugar merecido y no fueran
consideradas ignorantes; él las consideraba sujetos de derecho. Y entre esos
sujetos de derecho consideró como iguales también a indígenas, huérfanos y
pobres. Creía firmemente en una sola clase de hombres, sin distinción de razas.
Era un visionario que creía junto a
otros como San Martín, Monteagudo y Castelli, en la Gran Patria Unida, América
del Sur y veía con horror la anarquía en la que encontraba el país cuando
terminaba su campaña en el Norte, cuando el sueño de una América unida se
rompía por los intereses de las oligarquías locales.
Respecto a la
distribución de la tierra, decía en sus escritos económicos: "Es de necesidad
poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi
se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y
esto lo hemos de conseguir si se les dan propiedades que se podría obligar a la
venta de los terrenos, que no se cultivan".
Escribía en La
Gaceta el 1º de septiembre de 1813, artículo que tiene una dolorosa
actualidad: "Se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la
una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar
por su trabajo la reproducción anual de estos frutos y riquezas o a desplegar
su industria para ofrecer a los propietarios comodidades y objetos de lujo en
cambio de lo que les sobra. El imperio de la propiedad es el que reduce a la
mayor parte de los hombres a lo más estrechamente necesario".
Mujeres K La Pampa
creemos que, como ha escrito el Ministro Sileoni, "en esta Argentina en la que
recobramos desde 2003, con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, las
esperanzas y el sentido de caminar juntos, es una responsabilidad recuperar la
herencia de hombres como Belgrano. Aquella tierra por la que peleó junto a sus
paisanos llegó, con los años, a constituirse en una Nación soberana, gracias a
que hombres como él pusieron a su servicio pensamiento y acción, bienes y
fortuna, la vida misma".